
Para la Liga Mexicana de Beisbol no debe ser nada halagador que, en la campaña de los festejos del centenario de existencia, tres equipos de la zona Sur se hayan metido a la postemporada con récord negativo, indicativo claro de que, cuando ellos festejan el acontecimiento más importante en su historia deportiva, con la escasez de nuevas figuras mexicanas y trayendo petardos que en otros tiempos ni siquiera figurarían en nuestro beisbol, han echado por la borda la calidad de nuestra pelota.
En el Norte, cinco de los seis terminaron con marca positiva, y al que peor le fue, al sexto lugar, Charros de Jalisco culminó con récord parejo de 46-46 -más un suspendido-, para jugar pelota de .500.
Pero en el Sur sí fue el desastre. Sólo tres, los Diablos, los sorprendentes Guerreros de Oaxaca y los Piratas de Campeche que también tuvieron un gran repunte, terminaron jugando pelota arriba de .500.
De ahí en adelante, a partir del cuarto sitio, los Pericos de Puebla (44-47), el Águila de Veracruz (44-48) y los Leones de Yucatán (42-50) se metieron a la postemporada jugando pelota por debajo de los .500 y muy lejos de la calidad que habían mostrado en otras campañas.
Ya no decir los que terminaron del séptimo al décimo, entre ellos los afamados Tigres que siguen arrastrando la historia de la franquicia, ocupando el último lugar con marca de 32-50, a 30 juegos y medio de distancia del puntero Diablos Rojos del México.
Diría una voz: “Si don Alejo (Peralta) reviviera se vuelve a morir de inmediato, si ve el presente de su querido equipo felino”.
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Los que se apuntaron del cuarto al sexto lugar estarán felices porque se cumplió el objetivo de calificar, pero insatisfechos porque fueron beneficiados por las bonanzas que ofrece el nuevo sistema de competencia.
Eso de que avancen seis por temporada en cada zona resulta irrisorio, porque precisamente se termina atentando contra la calidad del juego.
Y no decir que todo se debe al crecimiento de la liga a 20 equipos, ya que en 1979 también el circuito se extendió a 20 novenas, y se mantuvo el sistema de cuatro calificados por zona que se estableció desde 1973.
La calificación a seis equipos por zona se implementó por primera vez en el 2004 cuando dividieron la campaña en dos vueltas y se ideó el sistema de puntos; el experimento sólo duró tres temporadas ya que, con 8 equipos por división, terminaban quedando solamente fuera de postemporada 4 de los 16 equipos que conformaban la liga en esos tiempos.
Después entre 2013 y 2019 se implementó el juego de comodines, donde el quinto lugar tenía derecho de enfrentar al cuarto en un juego extra siempre y cuando no terminara a más de tres juegos de distancia, y después de la pandemia, para la campaña de 2021 ya con 18 equipos se ideó el formato que impera hasta nuestros días.
Es un ingrediente extra y la esperanza de muchos que aún apareciendo en séptimo u octavo con marca nada presumible, terminan por mantenerse con vida hasta el último juego de la temporada como sucedió en el Sur, donde Yucatán y Tabasco definieron el sexto boleto por dominio en el partido número 93 de la campaña.
Será la primera vez en la historia que veamos a los Pericos o a cualquier franquicia poblana en una postemporada calificando con marca negativa.
Lo peor que le había pasado fue avanzar jugando pelota de .500, como lo hizo en 2011 cuando terminó cuarto con 53-53 y en 2021 cuando se metió en quinto con 31-31.
De ahí el adelante, sólo en sus dos juegos como comodín, que perdió, por cierto, se ubicó con marca negativa en quinto lugar, pero con menos de tres partidos abajo del cuarto sitio.
En 2015 con 51-57 tuvo que ir a un partido extra contra Campeche, su rival en turno en este 2025, y terminó perdiendo; la historia se repitió en la primera temporada del 2018 cuando con 25-30 se ubicó quinto y forzó el duelo de comodín contra León, que también lo dejó fuera.
De ahí para atrás, desde que se implementaron los playoffs en los años 70, tanto Pericos, como Ángeles y Ángeles Negros se habían metido a la fiesta con números positivos.
Incluso, en algunas campañas como en 1973 (71-62), 1978 (85-66) y 1985 (70-54), hubo franquicias poblanas que con marca positiva se quedaron en el camino, la última de ellas originando el cambio de Ángeles a Ángeles Negros para 1986 por la temporada negra que se tuvo un año antes.
Claro que, avanzar como cuarto lugar y con marca negativa es una piedrita en el zapato para la directiva, pero a final de cuentas el primer objetivo está cumplido y lo mejor es que en postemporada todos inician de cero y en este jueguito cualquier cosa puede suceder.
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Ahora la tarea del manager Héctor Estrada, quien por cierto desde que relevó a Russell Vázquez tuvo marca adversa de 11 triunfos y 15 derrotas, tendrá que levantar el espíritu de un equipo que perdió sus dos últimos partidos por blanqueada y palizas, y además con ingrediente de ser dejados sin hit ni carrera por los Guerreros de Oaxaca en el duelo que puso el cerrojazo final del rol regular de la temporada 2025.
A pesar de quedarse sin imparables, los Pericos terminaron como sexto lugar en bateo colectivo con .307 y entre todos los calificados es el tercer mejor equipo ofensivo solamente superados por Diablos y Oaxaca, ya que los tres equipos que quedaron por encima de ellos -Aguascalientes, Querétaro y Saltillo- ni siquiera se metieron a la postemporada.
La duda, como siempre, es el pitcheo, donde la baja de Ángel Sánchez es un duro golpe en esta primera ronda de playoffs, aunque si Vladimir Gutiérrez mantiene la inspiración y Fernando Lozano sigue con la misma consistencia, pueden convertirse en las cartas importantes.
De ahí Cleiverth Pérez tiene lo suyo, y si Yoimer Camacho se encuentra ya recuperado al cien, con toda su experiencia puede resultar clave.
Yoimer irá hasta el cuarto juego en el Hermanos Serdán, aunque a distancia, a muchos nos hubiera gustado verlo lanzar en tierras campechanas, donde sus pitcheos, trabajando a nivel del mar, pudieron ser más efectivos que en la altura de Puebla.
Son las cuartas cartas para los primeros cuatro juegos, lo que indica que reforzarán el bullpen con Emailín Montilla, quien al lado de Breto, Jerez, Santana, McKay y Alvarado, deben conformar un cuerpo de relevista letal para mantener en las alturas a los Pericos.
Si nos vamos al histórico 2014 donde Joe Álvarez con Adolfo Delfín, Conrado Garza, Marco Zavala y Pedro Rodríguez como sus cuatro relevistas estelares llevó a Pericos hasta la final, con esos seis auténticos tira fuego de 95 millas se puede comenzar a soñar.
Ya a Campeche se le ganó precisamente en ese 2014, y aunque los tiempos son diferentes, reitero, se vale mantener vivo el sueño, máxime con el recuerdo de 2023 donde no se daba ni un cacahuate por el equipo y terminó dando el campanazo.
Y si se quedan en el camino tampoco se tiene que hacer una tragedia, porque todos los calificados -Diablos, Oaxaca, Campeche, Puebla, Veracruz, Yucatán en el Sur; Monterrey, Tijuana, Monclova, Tecolotes, Laguna y Jalisco en el Norte) van por el mismo objetivo, y sólo uno tendrá la dicha de alcanzarlo.